jueves, 20 de noviembre de 2008

La OCDE reclama a Latinoamérica que mejore el gasto público

YUMA GÓMEZ-CORNEJO - Madrid - 19/11/2008
América Latina ha mejorado sus políticas fiscales en los últimos años, pero se enfrenta al reto de reducir la desigualdad social, mejorando la calidad del gasto público. Es una de las conclusiones del informe Perspectivas económicas de América Latina 2009, presentado ayer en Madrid por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
"No se trata de gastar mucho, sino de gastar mejor" y de manera "más progresiva" para contribuir a reducir la desigualdad, señaló ayer Javier Santiso, director del Centro de Desarrollo de la OCDE, durante la presentación del informe. Santiso destacó que es necesario que el gasto público se destine a sectores clave como la educación y la sanidad, para proporcionar servicios de calidad a todos los ciudadanos.
"La imagen de América Latina como una región donde imperaba, ya deliberada, ya accidentalmente, la irresponsabilidad fiscal ha pasado a la historia", afirma el informe elaborado por el Centro de Desarrollo de la OCDE. La mayoría de los países de la región han tomado medidas para ordenar su fiscalidad: han mejorado la gestión de la deuda pública, reducido los déficit fiscales, adoptado normas de Responsabilidad fiscal y creado fondos de estabilización. La OCDE cree que la mejora no se debe sólo a la bonanza económica de los últimos años, sino a una adecuada gestión por parte de los Gobiernos.
Sin embargo, América Latina se halla por debajo de la media de los 30 países de la OCDE —de la cual forma parte México desde 1994— en ingreso y gasto público. Entre 1990 y 2006, los ingresos íntegros de los Gobiernos de la región supusieron un 23% del producto interior bruto (PIB), frente al 42% de la OCDE, mientras que el gasto público en Latinoamérica representó en el mismo periodo un 25% del PIB frente al 44% de los países de la OCDE.
La estructura también es diferente, con una importante presencia de los ingresos no tributarios, que representan de media un 8% del PIB, mientras que los ingresos tributarios sólo alcanzan un 16% del PIB, frente al 35% de los países de la OCDE. Además, existe un mayor peso de los impuestos indirectos: sólo el 25% de los ingresos tributarios procede de impuestos directos (un 42% en la OCDE) y, dentro de los impuestos directos, un peso muy pequeño del impuesto sobre la renta, del 4% de los impuestos directos, frente al 27% que representa en los países de la OCDE.
Esta diferencia se explica por el bajo PIB per cápita en Latinoamérica y el desigual reparto de la renta, unido al peso de la economía informal y la evasión fiscal.
Sin embargo, la OCDE destaca que a la hora de incorporar a trabajadores y empresarios informales en la red tributaria hay que equilibrar los costes de la formalidad con los beneficios obtenidos a cambio, con regímenes simplificados para todos los contribuyentes y servicios sociales en condiciones de igualdad para los trabajadores formales e informales. Además, el organismo destaca la necesidad de mejorar la forma de prestar esos servicios sociales, con un gasto más eficaz y progresivo.
La OCDE, que mantiene un "prudente optimismo acerca de la resistencia económica de la región" frente a los difíciles tiempos que se avecinan, afirma que la coyuntura brinda a los Gobiernos de la zona la ocasión de recurrir a la política fiscal para promover el desarrollo. La organización destaca que las políticas de promoción del crecimiento y de la igualdad deben situarse al mismo nivel que las destinadas a estabilizar la producción y los precios.
La región sigue caracterizándose por tener elevados niveles de deuda pública, pero ha mejorado la gestión y la composición de la deuda, señala el estudio. Por ejemplo, han aumentado las emisiones en el extranjero de deuda en la moneda nacional, que reducen la vulnerabilidad de los países a los vaivenes cambiarios.
El informe analiza en detalle el gasto público en educación y sus resultados en América Latina. La proporción del gasto en educación en relación con el total del gasto público ha aumentado en la región en los últimos años, hasta alcanzar en torno al 4% del PIB, un nivel similar al de la media de los países de la OCDE.
Sin embargo, el gasto por alumno es cinco veces menor en América Latina, debido a que la población en edad escolar representa entre un cuarto y un tercio de la población total, frente a menos de un quinto en la OCDE. La calidad de los resultados del gasto también es mejorable. Los países latinoamericanos participantes en el informe PISA —Argentina, Brasil, Colombia, México y Uruguay— obtuvieron en las pruebas puntuaciones bajas en comparación con las de los países de la OCDE, aunque mejoraron en 2006 frente a las pruebas realizadas en 2003. Economías con un gasto por alumno similar, como Lituania, obtienen mejores resultados.
La OCDE destaca que, aunque probablemente es necesario un mayor gasto público en educación en América Latina, debe mejorarse su efectividad y eficacia y que, tras el progreso alcanzado en la educación primaria, se debe prestar más atención a la educación secundaria.

lunes, 17 de noviembre de 2008

algunas condiciones para avanzar en educación

Por: Emilio Zebadúa
Lunes 17 de Noviembre de 2008
Hora de publicación: 00:59
Ante la crisis financiera y económica que se ha desatado recientemente y que se extenderá seguramente por un largo periodo en nuestro país, se tiene que hacer un esfuerzo estructural de cambio de nuestro sistema educativo para adecuarlo a las nuevas condiciones mundiales que incluyen nuevos modelos pedagógicos, nuevas condiciones de infraestructura educativa en las escuelas, una mayor capacitación de los maestros, e introducción de tecnología y de idiomas al proceso educativo del siglo XXI.Los maestros deben de contar con las herramientas, los procesos materiales, intelectuales y académicos para poder participar en las transformaciones que en el mundo entero se están llevando a cabo, y de ello está consciente el magisterio en virtud del trabajo académico que desarrollan en la aulas, y a la vez de que se está consciente de los procesos de cambios que exigen una respuesta ante las nuevas realidades del país.Sin embargo, lo primero que se tiene que reconocer es que se requiere de una inversión para la transformación de nuestro sistema educativo, pasando por el eslabón de la capacitación de los maestros, pues de lo contrario difícilmente se podrá avanzar en la modernización de nuestro país en su conjunto.MÁS RECURSOS PARA LA EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA Hay un hilo conductor en las posibilidades de hacer una real reforma educativa de fondo, en poder capacitar y formar a los maestros de las nuevas generaciones y los que están en funciones para encarar los retos de un modelo educativo mundial que se ha transformado radicalmente. Tan solo en ese primer periodo en que el magisterio firmó con el gobierno un primer acuerdo de modernización en 1992 y el de este año, el Acuerdo por la Calidad Educativa (ACE), se trata de un periodo de tiempo en el que el mundo ha cambiado tecnológicamente, culturalmente, demográficamente, pedagógicamente, de tal manera que nuestro país —durante todo este periodo— ha intentado (y debe seguir haciéndolo por supuesto) reformar la estructura de la educación en nuestro país y para ello se requieren recursos.Presupuesto 2009Precisamente por eso es bienvenida la ampliación de los recursos presupuestales para el ejercicio 2009 que el Legislativo designó en el ámbito educativo, ciencia y tecnología, a partir del presupuesto original que remitió el Ejecutivo federal a la Cámara de Diputados. Pero lo más importante es que esos recursos estén enfatizados en primer instancia a la importancia que reviste la inversión a la infraestructura educativa, a la rehabilitación de escuelas, a la introducción de nuevas tecnologías, a la formación y capacitación del capital humano, que son justamente los maestros, para que realmente se pueda registrar un avance cualitativo y no sólo cuantitativo en nuestro sistema educativo.Es deseable, por lo tanto, que no todos los recursos se destinen al gasto de operación de los gobiernos, sino que haya una verdadera inversión en las escuelas, especialmente si se localizan en zonas marginadas o de difícil acceso. En esta vertiente fundamental de infraestructura educativa, las escuelas en esas condiciones deberán de recibir recursos extraordinarios para rehabilitarlas a un nivel digno para los estudiantes de todas las regiones más empobrecidas, sean estas urbanas o rurales del país. Los retos son, en ese sentido, tan amplios y complejos como nuestro propio sistema educativo, el cual se compone de aproximadamente 234 mil escuelas, 25 millones de alumnos y 32 sistemas educativos. Estudios y diagnósticos, como los del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE), establecen que más de 33 mil escuelas en el país —que en gran medida reflejan los rezagos e inequidades de nuestro sistema educativo— carecen de las condiciones mínimas aceptables para que sus alumnos puedan cursar sus estudios en condiciones adecuadas, desde la falta de sanitarios, techos, piso, de materiales para la educación. En el país, la mayoría de las primarias y una cuarta parte de las secundarias carecen de espacios físicos de apoyo a la enseñanza: salón de cómputo, biblioteca escolar, sala de profesores y salón para actividades artísticas o musicales.De igual manera, 2 de cada 10 primarias del país y 6 de cada 10 secundarias cuentan con al menos una computadora con servicio de internet. Y por citar un ejemplo, únicamente el 5 por ciento de las telesecundarias tienen una computadora conectada a la red, en tanto que en las secundarias técnicas alcanzan el 49%, por no mencionar las primarias rurales e indígenas que en su mayoría no cuentan con espacios físicos además de las aulas, ni mucho menos conectividad a internet.INVERSIÓN EN NUEVAS TECNOLOGÍASLa tecnología es la nueva forma en que se genera y se trasmite el conocimiento en el mundo. Las diferencias existen en el país, pero éstas se acentúan cuando nos encontramos frente a quienes pueden tener acceso mediante una laptop ante los que no pueden tener acceso siquiera a un lápiz. En nuestro país la conexión a banda ancha es de 4 a 100, frente a la OCDE que establece de 19 a 100, pero dentro de cinco o seis años ésta será de 30 a 100, como lo he referido en otro momento. Los esquemas del uso de las tecnologías se deben ampliar en las escuelas para no rezagarnos más. Los alumnos tienen que tener acceso a computadoras y con la debida seguridad navegar por internet. De lo contrario, como lo han señalado los especialistas, en la actual coyuntura quien se encuentre fuera del acceso a los servicios que ofrecen las nuevas tecnologías, como la computación, serán una nueva forma de analfabetas y, por ende, se convertirían en prospectos de exclusión. Países como India, Corea, y a nivel regional Brasil y Cuba, son ejemplos que nos dicen, una y otra vez que se pueden alcanzar logros en materia educativa cuando hay consecución de metas y objetivos. Los resultados obtenidos por esas naciones, por lo tanto, son exponenciales. Lamentablemente, cuando se sabe —a través de un estudio de la UNAM— que el 86% de los niños prefiere ver la tele que ir a la escuela, resulta vital la apuesta de la sociedad a favor de un cambio para transformar el sistema educativo en condiciones de calidad y equidad, para las próximas generaciones que hoy en día se están forjando en las aulas.